Seguimos en el versículo 12 y 13 del capítulo 3 de Colosenses…hablemos de ese vestido del cual nos hablan las Escrituras, esa vida externa consecuente con nuestra nueva posición: somos escogidos, somos santos y somos amados; hemos sido revestidos del nuevo hombre, y despojados del viejo.
 
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3:12-17
 
Nuestra Vida Externa Consecuente: el traje o vestido
 
“…revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia…”
Colosenses 3:12b
 
Veamos uno a uno cada parte de ese traje o vestido del cual nos habla Pablo…
 
1)      Tierna compasión o entrañable misericordia: entrañas o intestinos de compasión
 
En el original, esa frase “tierna compasión” o “entrañable misericordia” es tan fuerte que da la idea de una compasión que viene de las entrañas, de los más profundo, no es una compasión sentimental o lastimera, es una compasión originada de lo más profundo de nuestro ser hacia nuestro prójimo.
 
Esto me recuerda cuando uno tiene un sentimiento tan fuerte que siente hasta un “dolorcito” en el estómago producto de ese sentimiento… ¿recuerdan el sentimiento de estar “enamorado”? Esas “mariposas” y eso que se siente en el estómago, es un sentimiento y una sensación profunda…eso se me viene a la idea cuando pienso en ese tipo de compasión que el apóstol Pablo nos exhorta a tener. Recuerdo en el Cantar de los Cantares cuando el amante oye que su amante viene…dice que se le “revuelve” el estómago. Así de fuerte es el tipo de compasión de la cual debemos revestirnos en amor hacia nuestro prójimo.
 
 “Porque Dios me es testigo de cuánto os añoro a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús.” Filipenses 1:8
 
2)      Bondad
 
 “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,…” Tito 3:4-5
 
Pablo dijo que lo que cambió su vida fue la bondad de Cristo. Cuando medito en esto, solo me viene a la mente la historia del buen Samaritano…el pobre hombre que yacía en el piso después de ser asaltado y golpeado no recibió ayuda de nadie, ni de los religiosos de su ciudad, sino que fue un buen hombre Samaritano (con el cual los judíos no tenían relación) el que sí detuvo su marcha para ver a este hombre, preocuparse por él, levantarlo y llevarlo a que lo atendiesen de sus heridas y hasta tuvo la delicadeza de cubrir sus gastos y darle dinero. Es este tipo de bondad el estándar mínimo que se requiere de nosotros.
 
3)      Humildad
 
La humildad es el antídoto al amor propio, ya que el amor propio daña todas las relaciones. ¡Oh cuanto orgullo hay en nuestras vidas! Cuanta humildad necesitamos día a día, en nuestros trabajos, en nuestras relaciones, en nuestra conducta, etc.
 
¿Saben que los griegos inclusive no tenían una palabra para “humildad” en su idioma porque no creían en ella? Tal parece que eso no ha cambiado el día de hoy a pesar de que la palabra existe, pero a veces parece que se usa más para denotar que una persona es de origen pobre o “humilde” cuando la humildad es la que viene del corazón…
 
“Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.” Mateo 11:29
 
De hecho, la Biblia va más allá y nos dice que debemos considerar a los demás como “superiores a nosotros mismos”…
 
4)      Mansedumbre: la disposición a sufrir perjurio en vez de causarlo
 
¡Wow! ¿Viste el significado? “La disposición a sufrir perjurio en vez de causarlo”…Esto tiene una esencia de humildad, ya que prefiere sacrificarse que dañar a su prójimo.
 
“Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:1
 
“Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad,…” 2 Timoteo 2:24-25
 
El hombre manso es básicamente aquel que se sabe pecador de pecadores, y que tiene mucha gracia hacia su prójimo así como él mismo ha recibido gracia sobre gracia de parte de Cristo.
 
5)      Paciencia: en inglés – sufrimiento largo (long-suffering)
 
Ese significado como que lo deja claro ¿no? Tengamos paciencia para con nuestro prójimo, nuestra familia, nuestros compañeros, nuestros hermanos, nuestros pastores, nuestros vecinos…y entonces Cristo será glorificado en nuestras vidas, no es algo fácil, pero es algo digno de revestirnos para actuar consecuentemente con nuestra posición.
 
Pablo continúa en el versículo 13 y nos da dos atributos más:
 
“soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”
Colosenses 3:13
 
6)      Soportándoos: sostenerse el uno al otro, mantenerse
 
Es sumamente interesante que la palabra soportarse no quiere decir “tenerse mucha paciencia” o “aguantarse mutuamente”, ¡No! Tiene que ver con sostenerse, apoyarse y mantenerse, dar apoyo o soporte. Si dices: “No soporto a XXXX”, pues la Biblia te dice, “Sopórtalo, apóyalo, levántalo, sostenlo”.
 
7)      Perdonándoos
 
Jesús dijo: “Padre perdónalos” cuando le estaban crucificando… ¿qué mayor ejemplo que ese para perdonar? Si piensas que no puedes perdonar a tu hermano, a tu prójimo, a tu padre, piensa que Jesús perdono a los que le iban a crucificar, piensa que Jesús perdonó nuestros pecados y si Él nos perdonó nuestras faltas, rechazos y pecados ¿cómo no hemos de perdonar a nuestro prójimo? más aún si la Biblia nos dice que los consideremos como superiores a nosotros. Muchas veces no queremos perdonar porque hay orgullo en nosotros, o “perdonamos pero no olvidamos” pero ese no es la enseñanza de Cristo…
 
“Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” Mateo 18:22
 
Hagamos lo que Cristo ha hecho por nosotros dentro de la iglesia y fuera de ella: perdonar.
 
Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo. Efesios 4:32
 
El perdón de Cristo es gratis, no espera nada a cambio; seamos así. El nuevo hombre debe vestirse de Cristo, ser como El, porque El es el único que fue así. Al final no estamos poniendo estándares de hombres, sino a Cristo mismo, Él es el estándar por excelencia, a Él debemos seguir, pongamos la mirada en Él y sólo en Él.
 
Debemos vestirnos con estos atributos para poder vivir acorde a lo que somos: tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; y debemos hacerlo soportándonos y perdonándonos los unos a los otros en amor, mirando a Cristo para que Él sea el todo en todos y en todo. La convivencia así es posible, porque todos miramos a Cristo y no a las faltas del otro, sabiendo que estamos en un proceso, y lo que yo no tengo, el otro si lo tiene, y nos complementamos y caminaremos juntos hasta el final, hasta que todos lleguemos a la estatura del varón perfecto. Mientras tanto, amémonos, soportémonos (demos apoyo y soporte los unos a los otros) y perdonémonos, sabiendo que todos somos hijos del gran Rey, todos somos copartícipes de las bendiciones espirituales y de la vida eterna, sabiéndonos perdonados por su sangre preciosa, sin mérito alguno de parte nuestra. Qué lindo es compartir juntos los hermanos en armonía, por eso nos gozamos tanto al reunirnos, por eso nos abrazamos y nos besamos, por eso al levantarnos cada domingo para ir al culto, alégrate, porque vamos a dar culto a nuestro Dios con el resto de mis hermanos, comprados con su misma sangre, imperfectos sí, pero deseosos de estar cada día en los caminos de nuestro Dios y aprender cada día más de Él. La cruz es lo que nos une…deja atrás todo lo demás…y adórale juntos. Es más, te invito a que el próximo día que te reúnas en la iglesia, abraces un hermano cuando estén cantando y así abrazados, exalten el nombre de Cristo al unísono, como un cuerpo. ¡Te amo hermano!
 
Un abrazo a todos… ¡deja tu comentario y tu nombre!
 
Josh
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