Amazing-Grace-gravstenPor John Piper

John Newton escribió “Sublime Gracia” después que Dios lo rescató de una vida – como dice él – de “desgraciado” náufrago en alta mar durante trece años. Entonces se convirtió en un pastor que amó fielmente dos rebaños por cuarenta y tres años en Olney y luego en Londres, Inglaterra.

Newton fue un guerrero grande y tierno contra la desesperación en la vida de otras personas. Había estado tan desesperado y tan lejos de recuperarse de su pecado que su salvación siempre lo maravillaba. Si alguien había estado desesperado era él. Pero Dios lo salvó. El 21 de marzo de 1748 una tormenta en el mar lo sacó de su necedad. A partir de esa noche, a la edad de veintitrés años, hasta el año de su muerte, a los ochenta y dos, estuvo recordando el día de su despertar a bordo del Greyhound con ayuno y oración y una agradecida nueva dedicación de su vida a Jesús. Ya viejo escribió: “El 21 de marzo es un día que debo recordar siempre, y nunca he dejado que pasara del todo inadvertido desde el año 1748. Ese día el Señor mandó desde lo alto, y me rescató de aguas profundas” (Obras, I, 26-7)

Escribió su propio epitafio para captar la maravilla de su conversión y su ministerio inmerecido:

JohnNewtonColour“John Newton, empleado, una vez libertino e infiel, siervo de esclavos en África, fue por la abundante gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, preservado, restaurado, perdonado y enviado a predicar la fe que durante tanto tiempo se esforzó por destruir, casi dieciséis años en Bucks; y…años en su iglesia.” (Obras, I, 90)

El asombroso rescate de Newton de un complejo naufragio y de un corazón abyecto y blasfemo hizo de él un rescatador de gente desesperada durante el resto de su vida. Su primer biógrafo y amigo, Richard Cecil, cierra sus memorias de Newton suplicando a los jóvenes:

“Anota el error de la desesperación. Debemos entender que el caso de un hombre que ora no puede ser desesperado; si un hombre ha salido del abismo del infierno, está sobre terreno de misericordia. Debemos recordar que Dios ve una vía de escape cuando nosotros no vemos ninguna – que nada es demasiado difícil para Él – que Él garantiza nuestra dependencia, y nos invita a acudir a Él en el día de aflicción, y nos da una promesa de salvación.” (Obras, I, 126)

Newton tenía un poeta favorito que murió casi cien años antes que Newton naciera. Su nombre era George Herbert. Había nacido en 1953 dentro de una acomodada familia de Gales, había perdido a su padre cuando tenía tres años, se convirtió en un “orador público” en 1629 y en miembro del Parlamento en 1625. Pero en 1630 lo dejó todo para convertirse en un simple pastor de parroquia en Bemerton. Durante el resto de su vida amó y sirvió a un rebaño como hizo Newton. Newton amaba la poesía de Herbert. Una pequeña maravilla, cuando usted lee este verso de su poema “The Bag” [“La Bolsa”]. Ambos estaban cautivados con la maravillosa gracia que destierra la desesperación del corazón del pecador. El poema de Herbert capta el mensaje y la vida de Newton:

amazing-grace2“¡Fuera, desesperación! Mi gracioso Señor escucha: Si bien los vientos y las olas asaltan mi navío, Él es quién lo preserva; él es quien lo guía, Aún cuando el bote bambolearse parezca más: Las tormentas son el triunfo de su obra: Puede que cierre sus ojos, pero no su corazón.” (Obras, I, 128)

De cierto esto era verdad en el caso de Newton. La tormenta de Dios fue una triunfal obra de la gracia. Durante una temporada el rostro de Dios puede alejarse de sus escogidos, pero no su corazón. Así que aprendamos a decir con Newton y George Herbert: “¡Fuera, desesperación!” Hagamos nuestra la preciosa verdad de las palabras de Jesús: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32). No hay condenación para aquellos que están en Cristo. Escuche mientras Pablo añade: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15). Y por último, para duplicar nuestra esperanza, preste atención a Hebreos 6:18 “Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuela los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”.

amazinggraceOh Dios de esperanza, danos los ojos de John Newton y George Herbert. Danos ojos para ver la suma diferencia de ser amados por Cristo. Aleja el sentimiento de que merecemos la felicidad. Haz que nos asombremos de las maravillas de la gracia. Que la murmuración y la queja se aparten de nuestros labios, Oh Señor haznos compasivos hacia los pecadores. Gracias, Padre, por la misericordia. Llévanos en el corazón de tu bondad y anhelamos prodigársela a otros de la manera que tú nos la has dado. En el nombre de Jesús. Amén.

Tomado del libro de John Piper: “La Vida es como una Neblina – Treinta y Una Meditaciones de Fe”, Págs.90-94