Predicando y Ministrando Cuando la Biblia es la Verdad, Inerrante y Suficiente

Si cada pastor reconoce a la Biblia como La Palabra de Dios, inerrante, infalible, suficiente y necesaria para todo en nuestra vida, entonces su predicación y ministerio pastoral por completo deberá basarse en Su Palabra, que es la verdad, la única verdad. La verdad no puede basarse en opiniones ni sentimientos; la verdad es objetiva y viene de Dios, de nadie más.[1] Esto se opone al pensamiento de la sociedad actual donde todos “rechazan el absoluto, la verdad de La Palabra de Dios…rechaza la verdad a favor de la experiencia”[2]. La verdad de la Palabra de Dios es necesaria para la salvación y santificación de los suyos, como nos dice 2 Ti 3:15-17:

…las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Dios es “el Dios de Verdad” (Dt 32:4) y Jesucristo es “la verdad” (Jn 14:6). El pastor que sirve en un mundo postmoderno debe por lo tanto obedecer a Pablo ya que es un principio atemporal: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti 2:15). Se debe predicar el consejo de Dios, Su verdad, tal como Él lo desea, siendo fieles al texto y no basándonos en opiniones humanas ni emociones. No debemos imponer al texto nada, sino extraer de Él lo que Dios intenta comunicar a nosotros. Recordemos que el postmodernismo ha influido inclusive en esto, haciendo creer que lo importante es lo que nos “habla” a nosotros; esa no es la verdad.[3]

El ministerio del pastor, inclusive en una cultura postmoderna, debe basarse en la Palabra como fuente de verdad, como estándar de moral y como vara de medición ya que es útil, necesaria y suficiente para todo en la vida del creyente. No se necesita nada más. El postmodernismo tratará de engañar al cristiano, sembrando duda en cuanto a la verdad ya que se rebela contra ella; sin embargo todo esto es una gran oportunidad para ser luz y enseñar la verdad a aquellos que no tiene ni idea dónde buscarla.[4] Si el pastor sabe que la Palabra de Dios es la verdad debe hacer todo lo que hace basado en ella. Debe predicar expositivamente la Palabra de Dios, debe dirigir su vida, la de su congregación y la de su familia de una manera Bíblica – firmemente fundamentada en la Escritura.

Es importantísimo transmitir a la congregación que la Palabra de Dios es eso: La Palabra de Dios, inspirada por Él, basada en Él que no cambia, infalible, inerrante, suficiente y necesaria para todo en la vida del creyente. Si el pastor enseña esto a su congregación y es consistente con usarla como tal, el rebaño sabrá que lo que se predica es la Palabra del Dios viviente. Incluso la consejería debe basarse sólo en las Escrituras ya que ella nos revela toda la verdad, no tenemos necesidad de filosofías humanas ni psicología barata. No podemos dejar que la cultura nos influencie al contrario; antes se buscaba la verdad y lo que era objetivo, ahora se busca satisfacer la necesidad de todos.[5]

 


[1] Tolopilo, ¿Y Tú Qué Crees? La Primacía de La Verdad Bíblica, 28-29.

[2] Piper y Taylor, La Supremacía de Cristo En Un Mundo Postmoderno, 60.

[3] Kevin J. Vanhoozer, The Cambridge Companion to Postmodern Theology, Cambridge Companions to Religion (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 158.

[4] MacArthur, Verdad En Guerra, 24-25.

[5] Vanhoozer, The Cambridge Companion to Postmodern Theology, 158.