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Debemos comprometernos con una iglesia local y amarla

Leyendo un libro me enteré de un chico que iba a dos iglesias: salía temprano de su casa el domingo para estar a las 9 a.m. en la iglesia #1 para el tiempo de la adoración ya que disfrutaba mucho ese tiempo en dicha iglesia; a las 9:45 salía corriendo a la iglesia #2 para el tiempo de la palabra ya que no era de su agrado el predicador de la otra iglesia. Él iba a donde más le satisfacía, recibía lo que quería y se iba, no había compromiso alguno ni nada por el estilo. Muchos Cristianos somos así, deseosos de ver satisfechos nuestros deseos pero sin un claro compromiso con una iglesia local.

Cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón vinimos a ser parte de la iglesia universal, los santos escogidos por Dios vivos y muertos y los aún por nacer. Sin embargo, dependiendo de muchos factores como cercanía, liturgia y demás nos decantamos por una u otra iglesia local, el cuerpo local de cristianos que se reúne en un lugar en específico a determinada hora para adorar a Dios y escuchar de su palabra.

Hay personas que evitan el compromiso con una iglesia local y más bien saltan de un lugar a otro buscando la mejor banda musical o el Pastor más de moda o la iglesia (digo, el edificio) más hermosa. Parecen conejos saltando de lugar en lugar, evitando compromiso tras compromiso y evitando así lo hermoso de la comunión los unos con los otros y el de tener el privilegio de ser un miembro de ese cuerpo local que tiene a Cristo como cabeza. Queremos ser bendecidos y queremos que otro miembro nos dé de comer figuradamente hablando pero no queremos cumplir nuestro rol dentro del cuerpo.

Me encantó lo que un día dijo el Pastor John Piper: “La santificación es un proyecto de comunidad”. ¡Vaya si tiene razón! Ef. 2:19 dice “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios”. Como miembros de la familia de Dios tenemos responsabilidades mutuas así como una familia normal como la mía las tiene. Con mi esposa nos turnamos muchas veces las responsabilidades, tal vez ella cocinó y yo lavo las platos o voy a despertar al bebé y cambiarlo en lo que ella prepara su desayuno. Así de sencillo, como familia espiritual también tenemos responsabilidades mutuas los unos con los otros, nos complementamos y necesitamos los unos a los otros.

Mark Dever dijo alguna vez lo siguiente: “Quiere saber que su nueva vida es real? Comprométase con un grupo local de pecadores salvados. Intente amarlos. No lo haga solo durante 3 semanas. Ni durante 6 meses. Hágalo durante años y… descubrirá, y otro también lo harán, si ama a Dios o no… si en verdad amamos a Aquel a quien no hemos visto, esto se mostrará cuando amemos a aquellos a quienes sí vemos! ¿Se anima a comprometerse?

La iglesia es un cuerpo, no un edificio; es un organismo, no una organización. 1 Tim. 3:15b “…la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.” La iglesia no es un edificio sino lo formamos cada uno de nosotros. Dios nos creó para vivir en comunidad, para la comunión  y para tener una familia.

Mire lo que dice Ef.2:21-22 en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, 22 en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Esto como que corrobora lo que mencioné de Piper al principio ¿cierto?

La Biblia dice que formamos un cuerpo, somos sus miembros, formamos articulaciones, somos herederos conjuntos, estamos sostenidos y ajustados en conjunto. 1 Cor.12:12 dice que Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo.” Quiere decir que nos pertenecemos mutuamente por la eternidad, estamos conectados por un lazo eterno. Mire lo que dice Pablo en Rom. 12:5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.”

C.S.Lewis dijo que la palabra “miembro” tiene origen cristiano pero que el mundo le ha cambiado el significado original (descuentos a miembros, listas de correspondencias en publicidad, o iglesias para agregar un nombre en un registro, etc. sin obligaciones respectivas).

Para Pablo ser miembro significa ser un órgano vital de un cuerpo con vida, una parte indispensable y ligada al cuerpo de Cristo. 1 Cor.6:15a dice lo siguiente: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?…”

Cada uno de nosotros como miembros de ese cuerpo tenemos un rol, un papel específico dentro del cuerpo. Miren Rom.12:4-5: Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.” Para que los órganos cumplan su propósito deben estar conectados al cuerpo; fuera del cuerpo los órganos se secan y mueren; sin la fuente de vida de la iglesia, tu vida espiritual se marchitará.

Ef.4:16de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.” El primer síntoma de enfriamiento espiritual suele ser la asistencia irregular a cultos: Heb.10:25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre…”

La iglesia es tan importante que Jesús murió en la cruz por ella: Ef.5:25b…Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”. Es la esposa y cuerpo de Cristo. No veo a alguien diciéndole a Jesús “te amo, pero no me gusta tu esposa” o “ te acepto, pero rechazo tu cuerpo”.

Me encanta lo que Jorge “Papi” Pradas escribió claramente de la iglesia a través de un poema:

ELLA 

Se llama esposa, cuerpo, templo, ciudad santa;

se llama cada nombre que Dios ama.

Se llama Iglesia del Dios vivo y verdadero,

es la amada de Cristo, es, con Jesús, el cielo.

Es la niña de su ojo, es la elegida,

es la mujer, la virgen y, con Cristo, la vida.

Las puertas del infierno nunca se le resisten,

es la que ataca y lucha, la que, con fuerza, embiste.

Sin Él no es nada, con Jesús es todo;

fue comprada con sangre y sacada del lodo.

Es, en fin, la que implora, la que intercede y llora,

la asentada en un monte, la que a Jesús adora.

Es la que los embates del mal no le hacen mella,

es la Iglesia de Cristo, de nadie más. Es ella.

Debemos amar a la iglesia que es nuestra familia espiritual. 1 Ped.2:17ª: Honrad a todos, amad a los hermanos…” Un cristiano sin iglesia es como un órgano sin cuerpo, una oveja sin rebaño o un niño sin familia. Simplemente no es natural. Somos miembros de la familia de Dios…conciudadanos de los cristianos de todas partes. Ef.2:19b …sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios…”

Anímese a unirse a una iglesia local, a comprometer con ella, usted la necesita, yo la necesito, todos la necesitamos y nos necesitamos mutuamente a diario. ¿Quiere saber por qué? Espere la 2nda parte de este artículo la próxima semana…mientras tanto…comience a amar a su hermano, lo reto a comenzar por el más difícil…será usted el más bendecido…lo digo por experiencia.