Tertuliano vivió en Cartago y fue otro famoso padre de la iglesia primitiva que sirvió al principio del siglo III.[1] Nació y vivió en Cartago alrededor del 150 d.C.[2] Otros dicen que nació en el 160 d.C. y que fue hijo de un centurión.[3] Tertuliano “fue tal vez el hombre más eminente que la iglesia había visto desde los días de los apóstoles”. Esto habla muy bien de él; definitivamente era un hombre especial. Fue uno de los Padres Africanos.[4] De hecho, fue “el primero de ellos en hacer contribuciones significativas a las doctrinas de la gracia”[5]. Se le considera de los Polemistas, de los Apologistas y también de los Teólogos Científicos. Se dice que luchó contra varios errores doctrinales, principalmente el gnosticismo y el paganismo.[6] Se le conoce como el “fundador de la teología latina”[7] ya que “fue el primer teólogo cristiano que escribió en lengua latina… por tanto su pensamiento influyó notablemente sobre la teología occidental»[8]. Dowley le llama el “padre de la teología latina”[9]. Al ser el primero en escribir en ese idioma, sus palabras siguieron usándose en debates teológicos subsecuentes.[10] Fue él quien dijo la famosa frase en medio de la persecución: “La sangre de los mártires es la semilla (de la iglesia)”[11]. Dios lo alcanzó por su gracia a los 40 años y a esa edad comenzó a escribir en pro de la fe cristiana.[12]

Tanto fue su influencia al escribir que se le conoce como el “fundador de la teología occidental”[13] Escribió varios libros en griego y en latín; sin embargo sólo los que están en latín le sobrevivieron (31), no así los griegos.[14] Su habilidad como abogado le ayudó en su lucha contra los errores doctrinales.[15] Era evidente su habilidad como defensor, hablando términos forenses y legales, y tenía conocimiento de la física y la filosofía.[16] Sabía también mucho de poesía y literatura. Era un maestro del griego como pocos. Era alguien inteligente, con capacidad de análisis y poder de persuasión.[17] Incluso habiéndose apartado de la ortodoxia y aislado con los montanistas, seguía escribiendo en contra de los herejes.[18] Tertuliano defendió tan acérrimamente la ortodoxia que sus escritos explicando la Trinidad y la naturaleza de Cristo sirvieron de base para las definiciones que posteriormente se tomaron oficialmente respecto a ambos temas.[19] Escribió cinco libros contra Marción, apoyando el uso del Nuevo Testamento por la iglesia; un libro contra Praxeas, entre otras cosas explicando la Trinidad (fue el primero en acuñar la frase en latín trinitas); La Exclusión de los Herejes, acerca de la propiedad de las Escrituras por parte de la iglesia (luchando contra los gnósticos); y En el Alma, donde se habló de psicología por primera vez.[20] También escribió acerca de lo siguiente: el bautismo, el bautismo de infantes, disciplina de la iglesia, segundas nupcias, el ayuno, etc.[21]

La historia nos dice que alrededor del 207 d.C. Tertuliano se unió a los montanistas; esto es incomprensible y entendible a la vez.[22] Es incomprensible porque se caracterizó por luchar por la verdad y en sus escritos nunca reflejó algo que indicara que se iba a desviar. Es entendible porque a los montanistas los movía un celo por buscar apartarse y vivir en santidad, el perfeccionismo y legalismo, todos las cuales Tertuliano también apoyaba.[23] Estaba buscando apartarse para Dios – ser puro – y alejarse de la hipocresía que había encontrado en la iglesia.[24] De hecho parece que se radicalizó más todavía y dentro del movimiento hizo su propio movimiento más estricto aun.[25] Robertson menciona también como posible el hecho su molestia con lo que había visto en la iglesia, especialmente los celos, aunque también se dice que pudo haber sido algún mal trato que se le dio lo cual lo exasperó y terminó por refugiarse con ellos.[26] De todas maneras es claro que por una razón u otra, sea justificada o no, se alió a una secta aunque después regresó. Habrá que, como todo, mirar con lupa su vida y escritos y tomar lo bueno y desechar lo malo. Sin embargo, “renovó su comunión con la iglesia antes de su muerte”[27]. Tertuliano murió al final del primer cuarto del tercer siglo.[28]

Tertuliano fue un notable escritor y desde el año 196 y hasta el 212 escribió muchas de sus obras magistrales.[29] Sus contribuciones a la iglesia y a la teología son invaluables y se tienen en estima.[30] Se dice de él que fue “el pionero de la antropología y soteriología ortodoxa, el maestro de Cipriano y el precursor de Agustín”[31]. Escribió de la soberanía divina, de la depravación radical, de una expiación definitiva, entre otras cosas.[32] Algo que podemos aprender de él es que olvidó tomar las Escrituras como la única fuente de verdad y el estándar de vida.[33] Su obra más importante, la Apología, hablaba de lo irracional que era la persecución a los cristianos. Escribió también otros libros dando consuelo a los que sufrían.[34] Su influencia fue muy grande y parte del éxito de Alejandría al convertirse en una importante capital cultural se debe a su trabajo a lo largo de su vida.[35] Alejandría llegó a tener incluso una de las bibliotecas más grande el mundo antiguo.[36]

 


[1] Vos, Breve Historia de La Iglesia Cristiana, 21.

[2] Justo L. González, Historia Del Cristianismo: Obra Completa, ed. obra completa en un tomo (Miami, FL.: Editorial Unilit, 2009, 1994), 94.

[3] James C. Robertson, History of the Christian Church: From the Apostolic Age to the Reformation, vol. 1 (London: Grace Publications Trust, 1907), 109.

[4] Lawson, Pillars of Grace, vol. 2, 109.

[5] Ibid., 11.

[6] Vos, Breve Historia de La Iglesia Cristiana, 21.

[7] Ibid.

[8] González, Historia Del Cristianismo, 98.

[9] Dowley, Introduction to the History of Christianity, 51.

[10] Ibid.

[11] McGuckin, The Westminster Handbook to Patristic Theology, 324.

[12] Dowley, Introduction to the History of Christianity, 51.

[13] Lawson, Pillars of Grace, vol. 2, 112.

[14] Dowley, Introduction to the History of Christianity, 51.

[15] González, Historia Del Cristianismo, 94-95.

[16] Robertson, History of the Christian Church, vol. 1, 109-10.

[17] Lawson, Pillars of Grace, vol. 2, 112.

[18] González, Historia Del Cristianismo, 97.

[19] Ibid., 97-98.

[20] Dowley, Introduction to the History of Christianity, 51-52.

[21] Ibid., 51.

[22] González, Historia Del Cristianismo, 96-98.

[23] Ibid., 96-98.

[24] Lawson, Pillars of Grace, vol. 2, 112-113.

[25] González, Historia Del Cristianismo, 97.

[26] Robertson, History of the Christian Church, vol. 1, 110.

[27] Vos, Breve Historia de La Iglesia Cristiana, 21.

[28] Lawson, Pillars of Grace, vol. 2, 113.

[29] Ibid.

[30] Ibid., 113-120.

[31] Ibid., 115.

[32] Ibid., 113-120.

[33] Ibid., 120.

[34] Dowley, Introduction to the History of Christianity, 51.

[35] Ibid., 51-52.

[36] Ibid., 52.